sábado, 10 de marzo de 2012

Símbolos del Tarot



“El hombre debe regresar hasta sus orígenes personales y raciales, y aprender de nuevo las verdades de la imaginación. Y en este trabajo le van a ayudar dos extraños maestros: el niño, quien ha entrado a medias en el mundo racional del espacio y del tiempo, y el loco, que ha escapado a medias de él. Pues solo estos dos seres están liberados, de algún modo, de la presión del remordimiento del acontecer diario y del incesante impacto de los sentidos externos que atormentan al resto de la humanidad. Estos dos tipos originales viajan ligeros, van lejos en sus solitarios viajes trayéndonos a veces una ramita brillante del Bosque de Oro por el que se han paseado.”


(Alan McGlashan, The Savage and Beautiful Country)


(Imagen del Loco, por Ciclomono)


En este mundo de interpretaciones simbólicas hay que tener sumo cuidado en no construir ni deducir ideología de él. Por esa razón me resisto a entender a qué se refiere el autor con volver al origen racial, cuando ya sabemos que nuestros orígenes son anteriores a las razas (y al concepto de las mismas) Particularmente, pienso sobre todo –si es que la idea del retorno a un origen impreciso sigue en vigor-  en el retorno al origen que debemos reconocer como vinculante por excelencia: la naturaleza, lo natural, en términos genéricos, la evolución constante de la materia, interpretación que parece que nos cuesta tanto captar. ¿Lo tenían más claro los habitantes del Paleolítico no obstante lo inmenso del mundo que se les imponía? Con tanta trayectoria ideológica, los humanos hemos perdido conciencia de nuestros orígenes, se nos dijo que estamos instalados en nuestro ombligo y que todo gira alrededor. Afortunadamente, el conocimiento punta en tantos campos objeto de investigación nos va aportando datos que nos permitirán rescatar orígenes y estados latentes que se van haciendo, cuyos nombres no serán lo más interesante sino los lazos entre especies y mundos y su comprensión. Pero del párrafo de McGlashan lo que me interesa es esa referencia a dos personajes simbólicos que de una manera u otra nos acompañan en nuestro Yo más íntimo desde que nacemos hasta el final de nuestros días. El niño, que aún nos recuerda los tiempos de la inocencia, que son los de la ausencia de responsabilidades y de compromisos, actúa reclamando de nosotros el rescate de la imaginación y de las ilusiones perdidas. El loco, ese doble y contradictorio ente del Yo, ese transgresor apetecible al que no siempre nos es dado reprimir afortunadamente, se hace presente en tantas en cuantas ocasiones estamos a borde del desastre, precisamente para quitar dramatismo a las circunstancias y proponernos un cierto caos con que apartarnos del peligro. Niño y loco se nos sortean de manera recurrente.





8 comentarios:

  1. Muy de acuerdo. La cita de McGlashan, exacta. La permeabilidad del niño, su capacidad de asombro, y la fuerzas creadoras-subversivas del Loco están presentes en la naturaleza de todo artista. Hago obvio, por conocido, el dicho de Cristo sobre cómo podremos alcanzar el paraíso. Desde lugo, siendo mera y gravemente adultos, no....

    ResponderEliminar
  2. lo interesante de niño y loco, es que aunque el mundo este en erupción, ellos tienen imaginación, sonrisa y esperanzas
    saludos

    ResponderEliminar
  3. Comprendo pero no comparto la apología del loco y del niño. Creo que se tiende a subrayar el aspecto imaginativo, feliz, esperanzado, inocente etc. de ambos y se olvida algunas de sus otras caras: la obsesión, el dolor extremo ante lo nimio, el encierro en el propio miedo, la apuesta por la crueldad, el egotismo, la imposibilidad del pacto y del diálogo, la reiteración de imágenes y conceptos en su fantasmagoría personal e intransferible... Si jugamos con dos símbolos hay que jugar con todos sus aspectos. Recuerdo un libro de Gustave Le Bon en el que decía que, para comprender la psicología de las masas (la conducta infantil y fanática del individuo sensato al unirse al grupo) podía uno inspirarse en el comportamiento de los seres disminuidos como el animal, el niño y la mujer. Así se podía alcanzar el alma primitiva que explota en los actos de masas. La idea me resulta tan fuera de tono que prefiero guardarme un as crítico en la manga cuando se hace apología del loco o del niño. Ni siquiera como símbolos que pretendan ser jerárquicamente superiores.

    Por otra, lo del retorno a los orígenes me suena confuso y creo que implica similares peligros (fundamentalmente: simplificar el poliedro del pasado en un segmento o el arco iris en un color. Ese peligro de idiotismo en la aventura de alcanzar los orígenes se muestra en el uso del término "racial" en el primer texto).

    Un saludo y siempre atento a tus ideas.

    L

    ResponderEliminar
  4. También lo interpreto en esa dirección, José María. Precisamente esa cita que sugieres de que quien no se haga como niño...tiene su hondura empírica. Perder el latir infantil en la vida es morir.

    Una abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Así es, Omar, ellos dentro de nosotros. Figuras simbólicas, muy jungianas por otra parte.

    Vaya bien.

    ResponderEliminar
  6. Pues no sé, L., te escucho pero no lo veo tan cerrado el tema.No sé lo que dice ese LeBon, pro suena muy fuerte, tampoco me agrada, pero las imágenes jungianas o taróticas hay que valorarlas en su parte simbólica o incluso poética. No las comprendo a la luz de la mera razón, obviamente, pero percibo ese niño y ese loco dentro de mí constantemente, como extraños ángeles. Y sí, observado el niño y el loco no en su orientación de sublimación simbólica sino de personajes reales, claro que tienen otros rostros. Pero el tarot no va por ahí. Y no entiendo mucho tampoco de tarot, mi intención no es hacer apología el mismo.

    Estoy contigo en la confusión y el tópico del retorno al origen. Me temo que es una idea devaluada y que, si preguntáramos cada cual nos respondería de manera muy parcial y limitada. Salvo que por origen hablemos de la nada.

    Buen fin de semana más largo, eh. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Hola, por locura misma tarareo que la inocencia no es la ausencia de responsabilidad y compromiso. La ideologia mata inocencia, la identificacion y petrificacion mata inocencia, el progreso y madurez de la ideologia, el Yo soy ESTO, y es ASI, mata la inocencia. Muy hermoso blog lindos dibujos y cosas .gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay tanto matón de la inocencia en el mundo adulto, ¿verdad? Encubierto de ideología, doctrina, disciplina o imposición. Gracias y perdona la tardanza en responder.

      Eliminar