(Copia moderna de una escultura clásica representando al Hermafrodita Borghese)
"Un hombre prende una luz en la noche cuando su vista se apaga; vivo, palpa la muerte mientras duerme; despierto, entra en contacto con el durmiente."
En el sueño el hombre se encuentra lo más próximo posible al estado de no-ser. También en el éxtasis amoroso (¿será por esa razón por la que éste posee tanto de onírico?) De ordinario damos vueltas a los sueños que tenemos, en un intento deficiente y en general frustrado por desentrañarlos. Como si fueran una bola de cristal metatemporal que nos deberían dar claves sobre la manifestación de las vivencias sobre nuestras emociones y, en general, nuestra personalidad. Algunos aún esperan que le indiquen el camino ante una encrucijada. El sueño no aparta las vivencias del día, tal vez las reconduce hacia un estado de asimilación mental que sin él no existiría. Quien no durmiera se volvería loco. Pero el sueño es también una representación simbólica. El ser humano ¿vive el sueño como una antesala de la muerte? ¿ O como un ejercicio? ¿O acaso como un pulso? ¿No hay en el despertar casi siempre una sensación de alivio? Se dirá que eso sucede con las pesadillas, principalmente. Que sentimos una perturbación si nos despertamos en el tempo de los sueños placenteros. Y sin embargo, en el sueño prolifera el desgarro, la tensión, el abandono a un ritual incontrolado. Puede que el sueño sea una especie de médium del hombre, el fiel entre vida y muerte, entre presencia y ausencia. Pero también cunde en los humanos la idea de que morir será como dormir. Y esa idea de que el desarraigo definitivo nos llevará a la nada dulcemente prende en nosotros, para compensar el miedo y la angustia de la deserción.
Pues , creo que sí: para compensar el miedo al no ser.
ResponderEliminarO el miedo a la ruptura y al tránsito al vacío. Pensemos que solo nos es dado tener como referencia todo lo que acontece mientras vivimos. Y esa referencia va en nuestra genética y en nuestra cultura humana.
Eliminaralma bárbara, te saludo! ya estoy por aquí otra vez!
ResponderEliminarQue el destino te sea propicio, Stalker.
Eliminar(...)
ResponderEliminarMorir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!
¡Morir… quedar dormidos…
Dormir… tal vez soñar! -¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?…
Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.
W. Shakespeare
Siempre nos quedará Shakespeare para explicar ciertas cuestiones vitales como nadie.
EliminarGracias, Daniel.
Me ha encantado tu reflexión...
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos.
Me alegra si una de mis reflexiones al vuelo le proporciona satisfacción o lo que se a otra persona. Pasa cuando gustes, Misterio. Gracias.
EliminarEl que nos lleve al sueño eterno que sea plácido y sin pesadillas. Hay quien teme a los sueños, por lo trágicos, por lo tristes.
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