jueves, 24 de febrero de 2011

Aprovecha el consejo de Vergílio Ferreira



“Aprovecha la vida mientras sea vida dentro de ti. Aprovecha tu cuerpo mientras seas tú quien vive en él. Aprovecha. Primero tienes más espíritu que cuerpo y dentro de ti hay una convulsión de ideas, una agitación insufrible de proyectos, decisiones, descubrimientos. Después la convulsión se mitiga y empiezas a vivir de las ideas recabadas. Después, poco a poco, vas perdiendo esas ideas o las vas olvidando por tus desvanes. Después, apenas quedan una o dos con las que te vas gobernando. Hasta que por fin, te quedarás solo con la carcasa de tu cuerpo, sin nada en el interior, mientras las normas municipales esperan a que abrevie para poderlo tirar a la fosa. Aprovecha tu cuerpo mientras estés dentro de él. Aprovecha mientras estás.”


(De Pensar, de Vergílio Ferreira, párrafo 279. Edición de Acantilado, 2006)





¿Y si te resistes? ¿Y si no aceptas lo que parece ser un proceso natural en los seres humanos? ¿Y si te esfuerzas para romper un poco al menos los esquemas hasta que se cumpla la sentencia? ¿Y si no se cumple nunca la sentencia? En algún apartado de ella, siquiera en el último período de esa vida que puede llegar, acaso te consumas. Pero esa realidad aparente ¿será tal cual la describe Ferreira? La reflexión es suficientemente empírica como para tomarla en consideración, pero ¿y si eres uno de esos que rompen la norma? ¿De los que han pactado secretos acuerdos con las fuerzas del mal para disponer de una porción de energía que permita no ser solo un tirado en un rincón del asilo? Pero no te hagas ilusiones. No se debe a la mera voluntariedad la prolongación de tu fuerza. Te hablan de la calidad de vida y te suena más a montaje de mercado. No sabes si las fuerzas te van a limitar pronto o te van a acompañar hasta un extremo temporal. Por eso mismo, porque no tienes certeza ni siquiera certidumbre sobre las posibilidades de tu vida, sabes que al escritor le acompaña la razón. Que usa toda la carga de una observación plena de valor a través de los siglos para advertirte. Que es benévolo en su consejo. Que es audaz en la recomendación. Que es preciso en el estímulo del verbo. Aprovecha, pues.



La imagen está bajada del blog Presencia de espíritu   http://presenciadeespiritu.blogspot.com


4 comentarios:

  1. La certidumbre de morir tarde o temprano. Vivir de cara a la muerte, con su verdad fulminante que se cierne sobre nuestras vidas. La vida, pasto para la muerte. Y Ferreira, que capta la vacuidad de su propio espíritu (por medio de esa rara κένωσις que nos explica) y la realidad desnuda de su cuerpo, aconseja: ¡rápido, aprovecha mientras puedas que la muerte es traicionera! ¡Aprovecha bajo el brillo de la guadaña! Pero, sobre todo, sácale provecho (¡provecho nada menos!¡vaya idea!) a esto del vivir... una inquietante -aunque hueca- exhortación, sin duda, ¿aprovecha haciendo qué? ¿Para quién? ¿Así o asá? ¿Así como yo diga cuándo? ¡Ah, el cuerpo! ¿Qué modo de vida (ese "cómo" del arte de vivir, "a mi manera" como en la canción aquella)? Vivir para la muerte no me parece una gran idea -y menos la urgencia angustiante del "aprovecha"-, más bien me parece una lamentable confusión, aunque ya se sabe que al final: "teníamos una cita esta noche en Samarkanda".

    Para Joseph Konrad "lo más que se puede esperar de la vida es cierto conocimiento de uno mismo -que llega demasiado tarde- y una cosecha de remordimientos inextinguibles"; para mí tampoco.

    :D

    ResponderEliminar
  2. De verdad que no tengo claro si los giros “aprovecha tal cosa” y “sácale provecho a tal otra” significan lo mismo. De todos modos son expresiones que gravitan sobre mí con un transfondo de exigencia -a veces despiadada- desde la infancia. Y tienes razón, ¿qué se entiende por aprovechar? ¿Vivir hasta el límite…en que destrozas el cuerpo? ¿Vivir en competencia feroz con tus semejantes y sin embargo opuestos? ¿Correr para venderte al mejor postor? ¿Darte a un pseudoepicureísmo versión consumo? ¿Seer bueno en un mundo de infamias?

    Pero no creo que Ferreira vaya por ahí. De hecho, no pasa sino de una advertencia y un tiempo verbal. Y recuerda el desgaste, la merma de facultades, el desinterés creciente por los temas de la vida, etc. Realista, pero lejos de pontificar y proponer fórmulas del saber vivir. Si mi padre no hubiera muerto a edad sumamente avanzada no me lo hubiera creído. Pero lo palpé de cerca.

    No, no hay que vivir para la muerte. Ahí estoy con Canetti -otro longevo fructífero hasta el final- que odiaba la muerte con todas sus fuerzas y no la daba tregua. Saber que es un acontecimiento no debe llevarnos a vivir en función de ella, pues no faltaría más. Ya se encargó durante siglos el cristianismo de amargarnos y chantajearnos con el tema. Mira, yo no percibía la sentencia de Ferreira como urgencia, sino, en todo caso, como aviso de que el tiempo…fugit (y la marca del mismo sobre nuestro cuerpo)

    La frase de Conrad me parece sabia e ingeniosa, y ha observado y asimilado seguramente muy bien su propia experiencia vital. Aunque ya sabes que hay que desmitificar este tipo de sentencias. Quienes las pronuncian y transcienden es debido al fruto de su propio recorrido personal. Pero ojo, hay gente muy clarividente, no obstante el reduccionismo que pueden llevar consigo expresiones de esa guisa.

    Gracias por tu jugoso comentario. Feliz cuarto menguante.

    ResponderEliminar
  3. Nunca estoy segura de si realmente estoy aprovechando la vida o simplemente la quemo en un esfuerzo sobrehumano de no desperdiciarla.
    Supongo que todo depende del concepto que tengamos de "aprovechar" y "vida".
    Seguiré reflexionando sobre esto.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Mercedes, creo que esa duda la tenemos muchos. Porque ¿qué y quién define el valor de ese aprovechamiento de la vida? Oh, sí, ya sabes: las religiones, las ideologías totalitarias, las morales inflexibles, las modas de consumo ad hoc...tienen sus códigos (contradictorios)al respecto. Sí, los conceptos. Mas, ay de los conceptos. Complicado distinguir cuándo escuchamos a nuestro cuerpo o a las pautas y direcciones sociales.

    Me alegro saber que existe más gente que sigue reflexionando sobre ello; no es fácil encontrar respuestas.

    Saludos.

    ResponderEliminar