martes, 4 de enero de 2011

Invisible percepción de Canetti




Está tan poco seguro del futuro que ni siquiera se atreve a nombrarlo. Durante mucho tiempo gravitó pesadamente sobre él; antes lo había obsesionado, y antes aún, de joven, lo embriagaba. ¡Cómo te has volatilizado, futuro! ¿Dónde estás? No estás en ningún sitio. ¿Quién te evitará, a ti, que no te hallas en ningún sitio? ¿Quién dirá tengo el proyecto de sin que sus entrañas se burlen de él?


Es lo más imaginario que existe. Lo más improbable, lo más inexacto, lo más inseguro. Tiempo verbal, trazos de un calendario, paisaje difuso que se moldea según las apetencias de la insatisfacción. Quimera en función de la cual se vive el presente de forma condicionada. Oscuro precio que grava como hipoteca cotidiana. Y sin embargo cuántas posibilidades esperamos que nos brinde. Cuántos quehaceres postergamos en su nombre. Cuántos planes destinamos para su ejecución en un espacio y en un día impreciso, por más que se hagan cálculos previsores. Nunca el futuro nos robó tanto el tiempo presente. Nunca despreció de manera tan injusta la memoria pretérita. No está pero nos empeñamos en habitarlo ridículamente en su inexistencia. Percepción invisible. Su tentación no oculta que nuestra sombra emita una risa maléfica. Su victoria saborea la renuncia de los hombres al carpe diem.




Imagen. Cuadro de Peter Birkhauser. El texto es un aforismo del año 1980 de Elías Canetti recogido en el libro El corazón secreto del reloj.

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