martes, 18 de enero de 2011

Una ocurrencia muy actual de Juan de Mairena




“Al hombre público, muy especialmente al político, hay que exigirle que posea las virtudes públicas, todas las cuales se resumen en una: fidelidad a la propia máscara. Decía mi maestro Abel Martín   -habla Mairena a sus discípulos de sofística-   que un hombre público que queda mal en público es mucho peor que una mujer pública que no queda bien en privado. Bromas aparte  -añadía-,  reparad en que no hay lío político que no sea un trueque, una confusión de máscaras, un mal ensayo de comedia, en que nadie sabe su papel.

Procurad, sin embargo, los que vais para políticos, que vuestra máscara sea, en lo posible, obra vuestra; hacéosla vosotros mismos, para evitar que os la pongan   -que os la impongan-   vuestros enemigos o vuestros correligionarios; y no la hagáis tan rígida, tan imporosa e impermeable que os sofoque el rostro, porque, más tarde o más temprano, hay que dar la cara.


Que Juan de Mairena, otrosí Antonio Machado, escribiera esto en mil novecientos treinta y tantos y siga en vigor tiene miga. A esto llamo yo el valor de los clásicos. Pase el tiempo que pase desde que se hace una observación y se registra, sigue siendo aplicable no sólo en el fondo sino en la forma. Es decir, podemos interpretar un texto con toda modernidad aunque esté escrito hace montón de años. A esto le llamo también clarividencia. No tanto bola de cristal, que no se ha inventado todavía con propiedades infalibles, por mucho premio Nobel de economía que auspicien sin fortuna un día sí y otro también para deleite de los especuladores, sino como mirada profunda y conocedora de la manera de ser de los personajes. Si además se le añade ironía y humor el texto es más fácil de digerir y de proporcionar conclusiones. Puesto que todos damos por hecho, y Mairena lo tenía claro, que ser político es formar parte de una mascarada, al menos exijamos humildad, originalidad y carácter independiente. Algunos   -debemos ser una minoría de utópicos-   aún creemos en que la política debe y puede ser otra cosa diferente a la que se usa. Pero no se logra porque exige virtudes y no sólo pragmatismo y aquiescencia. De lo que uno deduce, modestamente, que si es lo que es y los políticos son lo que son (o hacen lo que hacen, seamos más prudentes)  es debido a que la población o el pueblo o los ciudadanos o la masa o los paisanos o los votantes  (escójase el sustantivo que más plazca) es un cuerpo con la máscara puesta, o peor, con las orejeras prestas a no querer ver sino el suelo y tirar al grito ajeno de arre.




Texto original. Corresponde al Juan de Mairena, de Antonio Machado.

2 comentarios:

  1. Se suele decir que el pueblo tiene los políticos que se merece. Creo que cada vez es mas cierto.

    Saludos.

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  2. Mercedes, sí, suele decirse. Es verdad. Estoy acostumbrado a ésta y otras frases pétreas desde mi infancia. Suenan como sentencias. Este país es un país que cuando interesa se expresa con un lenguaje lítico. Los refranes, por ejemplo, lo son en cierto modo. Pero acumulan verdad y experiencia. Otra cosa es cómo se utilizaban (porque el desuso los ha arrinconado a la inmensa mayoría) Y se utilizaban como arma arrojadiza. Habría que hablar de ello en otro momento.

    Pero frases como la que indicas, que yo también digo en ocasiones de hartazgo, son extremadamente duales. Por una parte, significa que lo que hacen y son los políticos obran conforme a un reflejo de la sociedad. De acuerdo. Por otra parte, el eslogan reduce, simplifica. Y eso es peligroso, porque acaba justificando y anulando un debate que siempre e smás amplio, y unas motivaciones y comportamientos que son siempre más complejas.

    Pasa con muchos más temas, incluso relacionados con la política. Por ejemplo, eso tan manido como ridículo de "Todos son lo mismo". Yo me niego a aceptarlo. No son todos iguales, no tienen ni la misma intención ni la misma dirección para llegar a un objetivo. No tienen la misma práctica. Y además, no toda intervención pública es efecto de las direcciones controladoras de los partidos.

    Creo que Machado va en esta dirección. Sabía que las direcciones controlaban y dirigían la práctica política de los propios y por efecto causal la de los contrarios. Sigue pasando. Las disciplinas desplazan el debate interior y por lo tanto su reflejo en la sociedad. Y la sociedad se deja, se entrega con cheque en blanco. Luego la sociedad no es inocente ni está libre de responsabilidades. Pero en cada individuo está saber cómo debe pensar y comportarse.

    Gracias por participar, y te invito a que sigas pasando por aquí. Tus opiniones valiosas serán siempre bien acogidas.

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